Annie Ernaux entró a mi vida en el mes de septiembre, justo como la angustia de la protagonista de ‘Pura Pasión’, libro ganador del premio Novel (2022) y mi obsequio favorito de cumpleaños, que llegó de la mano de una muy buena amiga, el tercer día de este enigmático mes con aura y poder virgoreano.
Es desconcertante para mí no haber leído nada de esta asombrosa escritora que lleva el feminismo marcado de forma natural, hermanado a una narrativa que contagia el fuego propio de ser mujer; y que llega en el momento indicado para detonar algo en mí, esparciendo un mensaje luminoso y contundente.
«A partir del mes de septiembre del año pasado, no hice otra cosa que esperar a un hombre: que me llamara y que viniera a verme.» Así abre la historia de una mujer culta, inteligente y aparentemente con la vida resuelta, que se ve enfrascada en su propio deseo: un diplomático casado que se vuelve su obsesión carnal, su necesidad.
De estructura extremadamente digerible, el libro nos engaña a primera vista con una historia que podría parecer cualquier cosa menos profunda, pero conforme vas avanzando te presenta un conflicto y una verdad femenina que nos coloca a un abismo de lo masculino; me refiero a la entrega total de los sentidos, de la mente y de los instintos cuando te ves trastornada por el magnetismo hacia a alguien que amas o crees amar…
Dentro de esta entrega, la protagonista narra cómo la realidad cambia, se pausa e incluso hasta se automatiza si así tú lo decides, al entregarte sin reservas a la necedad de sentirte viva, solo al estar a lado de ese deseo convertido en carne, tu amante.
Hasta este punto podría sonar a un capricho, a una pasión superficial, pero lo que esconde el riesgo de la rendición al deseo, es saber que la única que lo puede parar y transformar a nada, eres tú misma pero ¿a caso queremos eso?
Lo que abre la autora en este libro es la libertad de sentir sin límites, incluso muy a pesar de quien sea tu obsesión, y nos retrata -a las mujeres- como lo que somos: una fuente infinita de puro placer, lo que trae para nosotras mismas las peores desilusiones pero también sensaciones que un hombre nunca podrá tener.
