Esta cinta fragmentó mi visión en más de una versión de mí misma; así que deduje que ‘La Sustancia’ vive realmente en el la mente de cada una de nosotras como una ansiedad constante, pero comencemos a ponerle orden a todas estas percepciones que fueran inyectadas en mi cerebro por 1 hora 40 minutos, la dosis audiovisual ‘The Substance’. Película escrita y dirigida por Coralie Fargea y protagonizada por Demi Moore (Elizabeth), Margaret Qualley (Sue Dennis) y Dennise Quaid (Harvey).
La historia escrita por Fargea, producida por Working Title Films, A Good Story, Blacksmith Pictures y distribuida por MUBI, nos da un paseo por escenarios pop del entretenimiento norteamericano; en donde uno de los personajes principales: Elizabeth Sparkle, personifica el estandar de belleza americana que va en decadencia, o al menos eso es lo que la industria hegemónica y patriarcal le ha hecho pensar, ya que al ser la host de un programa de fitness debería no solo cuidarse al extremo, si no también no envejecer…
Así comienza un trip de autorepudio que empuja a Elizabeth a probar the substance, un misterioso tratamiento que promete hacerla renacer con un nuevo yo, “una versión de ella más joven, más bella y más perfecta”. Y es aquí cuando vino a mi mente el primer golpe del discurso de la realizadora: la sociedad nos programa con tres grandes inseguridades:
- Debes de competir con otras mujeres para demostrar tu valor por medio de estándares de belleza limitados, poco realistas y patriarcales.
- Solo eres bella y digna de valor cuando eres joven.
- Tus versiones más jovenes se convierten en tu verdadera “competencia”, no te puedes permitir envejecer; este punto, el más pesado de tratar en la realidad.
Desde las primeras escenas en donde vemos un body horror muy suavizado pero atractivo, sabes que la narrativa tocará clichés sobre lo que la sociedad espera de una mujer, sobre todo en la industria del entretenimiento.
Es aquí cuando aparece Sue Dennis, la versión joven y mejorada de Elizabeth que llevará los deseos de su otro yo, al egoísmo total y al falso éxito, que le irá revelando lo desechable que puede llegar a ser una mujer si no cumple con lo que le demanda un grupo de hombres grotescos liderados por Harvey, el dueño de la televisora en donde Sue consigue reemplazar a Elizabeth.
La relación entre Elizabeth y Sue, se convierte en una guerra declarada de odio y rechazo; pues el reflejo de insatisfacción consigo mismas se nota en la mala relación de Elizabeth con la comida y los excesos de Sue para ir desapareciendo a Elizabeth. Un claro ejemplo de la lucha de miles de mujeres para aceptar los cambios mentales y físicos de envejecer.
Un guión muy predecible, que no me sorprendió y que además se fue vistiendo de referencias de cine que si bien no fueron novedosas -para mí-, mostraron inspiración que se volvió ironía de lo que tendría que ser una pieza de body horror; con guiños serie B, violencia sin sentido, sangre fortuita y escenas que realmente no te revolvían el estómago; lo que lamentablemente confirmó lo hypeada que estuvo la cinta desde su promoción.
Pero no me mal entiendan, no es un blockbuster cualquiera… si eres mujer y pones atención a los detalles, te darás cuenta que es una protesta un tanto suavizada de lo que vive el género en cuestiones de cánones de belleza con un storytelling digerible para casi todos los espectadores y un final bastante decente.
Algo rescatable fue la inspo in your face en los visuales, dirección de arte y ciertas tomas que indudablemente nos trajeron a la mente piezas de Kubrick, David Lynch, John Carpenter, Nicolas Winding Refn, Yasushi Kawamura, Keiichi Satoy y Nobuhiko Obayashi entre otros, pero no como “la gran oda al cine” que muchos opinan, me gusta pensar que Fargea nos engañó a todos y nos atrapó en una gran sátira de las visiones masculinas en el género, que moldeó a su favor.
Black Outsider rank: 🖤🖤🖤 3/5